Mantenimiento, limpieza y conservación de los pavimentos exteriores de piedra natural

Eva Portas Fernández
Área consultoría-técnica, Fundación Centro Tecnolóxico do Granito de Galicia
 
Todo proyecto de pavimentación exterior con cierta consideración debería incluir un plan específico de uso y mantenimiento de los pavimentos. En él deberán incluirse, al menos, el plan de mantenimiento, la planificación de las operaciones programadas de limpieza y el seguimiento y documentación de todas las intervenciones a lo largo de la vida útil del pavimento.
 
Para definir un correcto mantenimiento y conservación del pavimento pétreo tendremos en cuenta una serie de pautas que enumeramos a continuación.
 
1. Realizar inspecciones visuales periódicas: es necesario observar la no aparición de lesiones en las piezas. En general, se aconseja comprobar los siguientes procesos patológicos cada dos años en los pavimentos:
 
• erosión mecánica o química
• humedades accidentales y capilares
• desprendimientos
• grietas y/o fisuras.
 
Se recomienda realizar un reportaje fotográfico de las inspecciones para que sirva de elemento comparativo en las sucesivas actuaciones.
 
2. Limpiezas programadas: se debe escoger el método de limpieza óptimo y realizarlo con una periodicidad, para evitar la aparición de lesiones relacionadas con la acumulación de suciedad. Además, se debe inspeccionar el grado de limpieza que poseen las tuberías y elementos drenantes, para evitar que una obstrucción en los mismos pueda ocasionar la aparición de humedades en el pavimento.
 
3. Es recomendable la reposición de los elementos de piedra con cierta periodicidad: en función del grado de exposición y condiciones de contorno del elemento pétreo se debe realizar una sustitución del mismo. Son labores de muy fácil ejecución y con buenos resultados.
 
4. Finalmente, si existen variaciones respecto al uso proyectado: por ejemplo la circulación de tráfico pesado, autobuses, camiones, maquinaria de limpieza, etc., se recomienda que se intensifiquen las labores de inspección y reparación puntual para evitar que se produzcan degradaciones progresivas del pavimento. Debe destacarse que esta circunstancia supone una falta de previsión en los usos a los que va a ser destinado el pavimento, hecho que sucede de manera frecuente, suponiendo y diseñando un pavimento para uso peatonal sin tener en cuenta que en muchas etapas de su vida útil estará sometido al paso de pesados equipos de limpieza, desvíos de tráfico por obras, camiones de mudanzas, etc.
 
        Pavimentos objeto de limpieza periódica
 
Un correcto plan mantenimiento permite adoptar medidas preventivas tales como la protección y el refuerzo sin llegar a la reposición global del pavimento.
 
En cuanto a la limpieza de los pavimentos de piedra, los requisitos que se deben tener en cuenta en lo concerniente al método seleccionado son:
 
• La velocidad de limpieza debe ser lenta, para controlar los efectos que se producen.
• El método seleccionado no debe contener productos que alteren los elementos pétreos.
• El método elegido no debe dañar la superficie de la pieza.
• Los métodos de limpieza se pueden clasificar en: métodos húmedos y métodos mecánicos.
 
Los métodos húmedos se basan en la acción del agua, con la que se trata de ir acumulando la suciedad para, posteriormente, sacarla a través del cepillado, rascado o fregado. Si para ello se utilizan cepillos, se recomienda que contengan cerdas metálicas de acero inoxidable o de madera.
 
Los principales métodos de limpieza húmeda son:
 
• Limpieza mediante chorro de agua a presión: este método no debe utilizarse en piedras que presenten alta descohesión entre sus partículas. Se debe tener especial cuidado con la temperatura existente en el momento de la limpieza, para evitar las heladas, así como la utilización de la mínima cantidad de agua en piedras porosas. La limpieza mediante chorro de agua a presión solo resulta efectiva si se trata de la eliminación de costras con sales solubles, sobre todo si estas están depositadas sobre piedras calizas.
          Limpieza mediante chorro a presión
 
• Limpieza mediante lluvia de agua: este método se utiliza con el objetivo de ablandar la suciedad depositada en la superficie de la piedra. La limpieza mediante lluvia de agua requiere la utilización de gran cantidad de agua, esto puede ocasionar problemas tanto en la aparición de infiltraciones como de sales solubles tras la evaporación de la misma.
 
• Limpieza mediante agua nebulizada: este método utiliza gotas de agua de escaso diámetro posibilitando el bajo consumo de agua. La limpieza mediante agua nebulizada se utiliza especialmente en la eliminación de costras negras.
 
• Limpieza mediante vapor de agua: se debe tener especial cuidado en la aplicación de este método debido al problema que presenta la utilización de altas temperaturas, pudiéndose generar eflorescencias.
 
• Limpieza mediante agua atomizada: este método se utiliza para alcanzar zonas de difícil acceso, su objetivo es la disolución de la suciedad encontrada en la superficie de la piedra.
 
Los métodos mecánicos de limpieza se basan en la utilización de acciones de tipo mecánico.
 
          Limpieza mecánica con equipos especiales (agua y cepillado)
 
Una de las ventajas de la limpieza mecánica es que no se introducen humedades en la piedra. Dentro de la limpieza mecánica nos encontramos con los siguientes métodos:
 
• Limpieza mecánica simple: este método se basa en la eliminación manual de todo tipo de suciedad superficial mediante instrumentos como bisturís, espátulas o papel de lija.

 

• Limpieza mediante chorro de arena: este método está caracterizado por su gran poder abrasivo. El chorro de arena puede ser húmedo o seco en función de si se utiliza agua en combinación con la arena utilizada. Una variante de este método es la utilización del microchorro de arena que utiliza un polvo abrasivo de menor tamaño y dureza.