Mario Zaniboni
zamar.1970 @libero.it
Hay muchas situaciones en las que la salud de los trabajadores está en riesgo. La ley, consciente de ello, regula normas para protegerla. Por lo tanto, los empleadores deben cumplir las normas requeridas para que el ambiente laboral no sólo no sea peligroso, sino también agradable.
En nuestro sector de la piedra, el polvo es uno de esos elementos de riesgo. El polvo puede ser perjudicial también para la maquinaria con la que los trabajadores están en contacto. Este polvo, por la acción del viento, puede desplazarse a distancia (la distancia dependerá de la intensidad y la velocidad de las corrientes de aire y del peso de las partículas sólidas), perturbando tanto a los habitantes del entorno como al medio ambiente, originando problemas colaterales. Entre las muchas situaciones que pueden producirse, destacamos la formación y expansión de partículas finas (PM 10) y olores malsanos que hay que eliminar; también, en la medida de lo posible, hay que reducir el calor.
Con los años, la tecnología ha avanzado mucho como resultado del interés mostrado por muchas empresas en solucionar estos problemas.
Son muchos los entornos de trabajo en los que se forman nubes de polvo y olor: minas, canteras, fábricas de acero, plantas de cemento, almacenes de minerales, aglomerados y carbón, obras, cintas transportadoras, trituradoras, carga y descarga de camiones y barcos, paso de transportes por carretera, etc. También se forman malos olores y se extienden por el aire en vertederos, plantas de tratamiento y en lugares contaminados, olores que deben ser neutralizados.
En el caso de entornos cerrados y no demasiado grandes, es una buena solución el uso de un sistema de succión, que hace pasar el aire mezclado con el polvo a través de filtros ultrafinos antes de dispersarse en la atmósfera, siempre que la presencia de polvo no sea demasiado invasiva, ya que, de lo contrario, hay que limpiar los filtros con frecuencia y, a menudo, cambiarlos si el polvo es particularmente erosivo; de hecho, afecta considerablemente a la duración de los filtros.
Por lo tanto, las soluciones propuestas por el mercado se basan, principalmente, en la posibilidad de usar agua que, transformada en gotas, se disparan contra las partículas de polvo suspendidas en el aire. A la hora de ofrecer sus productos, las empresas hablan de micronización o microaspersión; siempre se gotea agua con dimensiones del orden de micras, con cañones diseñados al efecto. Funcionan a presiones de entre diez y doscientos bares, haciendo una distinción entre “grandes gotas”, si es a baja presión, y “gotas finas”, si es a alta presión (“big drop” / “drop fina”). Esta es una de las propuestas. También se habla de “cool mist” (vapor frío). De todos modos, cualquiera que sea el nombre que se dé a esta tecnología, el propósito de las gotas de agua es el mismo: adherirse a la superficie de las partículas de polvo y que caigan al suelo por su propio peso, pero a diferencia del “efecto lluvia” sin mojar el suelo. Así, el ambiente se purifica, se clarifica y se limpia.
Esto es aplicable cuando ya ha aparecido el polvo.
Pero también pueden tomarse medidas preventivas cuando nos enfrentamos a un material que sabemos de antemano que va a liberar polvo. Dentro del edificio, o incluso fuera, se pueden orientar los cañones de agua para envolverlo con una campana de rociado que bloquee la propagación del polvo.
Lógicamente, los productores ofrecen sus máquinas exaltando lo funcional, haciendo hincapié en la distancia alcanzada por el chorro de agua, la extensión espacial tratable, el tamaño de las partículas del agua producida, y los ángulos de inclinación de los cañones. Y cada cliente potencial hace su elección de acuerdo a las características más adecuadas a su caso.
En cuanto a los olores, a veces muy poco saludables, que se forman y se transmiten principalmente en el almacenamiento y tratamiento de residuos sólidos urbanos, en los vertederos, en las fábricas y, en general, en los lugares contaminados, estos pueden ser eliminados con el rociado de agua. De hecho, con el agua se pueden inocular sustancias capaces de activar el proceso químico de la trituración de las moléculas odoríferas. Cada máquina destinada a este tipo de operación se proporciona con accesorios para la inoculación de productos enzimáticos perfumados o de bacterias específicas y, si es necesario según el caso, también de productos floculantes, así como bactericidas e insecticidas.
Es de destacar que el uso de agua pulverizada combate también al calor que se libera en el proceso.
Se ha hablado hasta ahora de materiales que emiten polvo y de su rociado con agua para evitar la expansión de este polvo. Existe otro método aplicable específicamente al sector minero, desarrollado para resolver positivamente los problemas ecológicos y de medio ambiente asociados con el procesamiento de materiales inertes secos. Se ha ideado un sistema de eliminación de polvo mediante la aplicación sobre el material, antes de su triturado y en los intercambios de las cintas transportadoras, de una espuma producida a partir de la mezcla de aire y agua con un aditivo. El producto, que asegura la aglomeración del polvo a la arena y ofrece la ventaja de no verse afectado por la acción del viento y de no afectar a la calidad de los aglomerados, se utiliza en cantidades mínimas y es biodegradable. No es necesario que el agua esté limpia, puede incluso ser agua salobre, lo que permite un ahorro considerable en los costes.
Hay que señalar el caso de las plantas grandes de trituración y clasificación, como las que se instalan en las canteras de mármol, que producen elementos de diversa granulometría, hasta llegar al polvo en sí, partiendo de los residuos que hasta hace no mucho tiempo se descartaban en los vertederos de la cantera. En este caso, como se trata de un complejo de grandes dimensiones, deben estar dentro de una estructura de la que no se pueda escapar el polvo, con la prohibición expresa de entrar en ella salvo en casos de emergencia o cuando la planta esté cerrada y haya sido sometida a una intensa aspiración que libere la atmósfera interna del polvo en suspensión.
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