Alexandre Franco
AKEMI Brasil - CEO & Responsable Técnico
Antes de profundizar en el tema, es importante entender un poco sobre las rocas y las razones de su aparición.
Las cuarcitas disponibles en el mercado pueden clasificarse como cuarcitas o metarenitas, ambas son tipos de roca muy similares. Se caracterizan por su excepcional durabilidad, versatilidad y atractivo estético, que contribuyen al valor y la sofisticación de diversos proyectos. Sin embargo, como cualquier material, cada una posee características distintas que, respetadas, posicionan a este tipo de roca como una de las opciones más óptimas del mercado para multitud de aplicaciones.
La distinción fundamental entre ellas reside en sus procesos de formación, que dan lugar a características variables y numerosas texturas. Entre estas diferencias destacan las siguientes:
- La metarenita presenta una mayor dureza y una mayor resistencia a la compresión.
- La cuarcita presenta una mayor resistencia al rayado y a los ataques químicos.
- La metarenita se caracteriza por tener mayor porosidad y una naturaleza absorbente.
Para hablar de las soluciones a los problemas que pueden surgir, los dividiremos en dos categorías: los problemas ocasionados por características naturales y los originados por agentes externos.
Las características naturales pueden ser: contaminación orgánica, procedente de la propia naturaleza, o compuestos metálicos en su composición.
La contaminación orgánica puede tratarse aplicando un agente fungicida antes de la eliminación de los materiales metálicos, ya que este proceso puede interferir en la oxidación de los mismos.
Los compuestos metálicos pueden ser casi eliminados por ataque ácido durante su proceso de industrialización, pero siempre siguiendo la siguiente secuencia:
1° aplicar el ácido a la tabla y esperar la reacción que solubilizará los compuestos metálicos;
2° lavar bien la tabla para eliminar las sales solubles generadas por la reacción;
3° neutralizar el residuo de ácido sobre la tabla para evitar reacciones retardadas y la formación de un entorno favorable a la proliferación de hongos.
Es importante recordar que el tratamiento ácido por inmersión de las placas, aunque muy eficaz para disolver los compuestos metálicos del interior de la tabla, puede generar problemas futuros si el lavado y la neutralización no tienen la misma penetración y eficacia que el ataque ácido.
Si el lavado y la neutralización no son eficientes, puede quedar cierta cantidad de sales solubilizadas en el interior de la tabla y su pH puede ser ligeramente ácido.
La sal residual puede hidratarse posteriormente y aumentar de tamaño, creando una presión interna que puede causar descamación e incluso dañar la resina utilizada.
El pH ligeramente ácido crea un ambiente ideal para la formación de hongos, que procrean más fácilmente en estas condiciones.
Los agentes externos son un problema común para cualquier revestimiento y pueden producirse por: humedad (ascendente, descendente y condensación), ataque de manchas/agentes químicos (salsas, bebidas, productos de limpieza inadecuados, etc.).
Para evitar o minimizar los daños causados por agentes externos y facilitar la limpieza, es fundamental proteger la baldosa por todos sus lados.
Para el reverso de la baldosa se deben utilizar productos impermeabilizantes que formen una película e impidan el paso tanto del agua como del vapor de agua. Esta impermeabilización evitará que la humedad ascendente, la condensación o incluso la propia mezcla de mortero contaminen o reaccionen con los componentes de la roca.
Las caras y la superficie deben ser tratadas con un agente impregnante de buena calidad, impregnando completamente la roca, dificultando así la adherencia o reacción de materiales que provocan manchas.
Una observación importante es que algunos productos existentes en el mercado, indicados para su uso en el reverso, son hidrofugantes, normalmente a base de silano/siloxano. Estos productos proporcionan una protección temporal, sólo protegen la roca de la contaminación por el agua del mortero. Para todas las demás situaciones mencionadas anteriormente, estos productos dejan de ser eficaces al cabo de cierto tiempo.
Para un mantenimiento adecuado, la limpieza diaria debe realizarse preferentemente con detergente neutro y utensilios y equipos de baja abrasión, que conservan el producto protector durante mucho más tiempo. Para una limpieza más intensa, se puede utilizar, si es posible, un detergente alcalino y utensilios y equipos de baja abrasión.
Aunque las Cuarcitas y Metarenitas sean resistentes a los ácidos, el uso de materiales de limpieza ácidos normalmente elimina el hidrófugo, que debe ser reaplicado al final de la limpieza. En cuanto a las manchas, podemos utilizar diferentes productos para diferentes situaciones, que deben ser analizadas caso por caso, recordando siempre dar preferencia a los procesos menos agresivos.
NOTA: Un agradecimiento especial al Sr. Reoenison (Rhoy) Herculano, por su apoyo en la investigación y el desarrollo de procesos industriales.