Dipl.-Ing. Adviser Johannes Albert, Senior technical adviser Akemi, info@akemi.de
La Piedra Natural ofrece numerosas posibilidades de diseño sostenible en exteriores tanto privados como públicos (terrazas, estaciones, parques, monumentos...). Aunque la piedra natural, particularmente las piedras duras tales como el granito o el basalto en general tienen una buena resistencia a las inclemencias climatológicas, hay aspectos importantes a tener en cuenta a la hora de realizar una instalación en exteriores. Este artículo describe cuáles son las influencias externas que pueden afectar a la piedra y qué se debe hacer para conseguir una protección a largo plazo.
Son tres los principales enemigos de la piedra en su uso en exteriores: la humedad (penetración de agua), el clima (radiaciones UV, heladas) y sustancias que pueden mancharla (aceite, comida o cemento).
1.- PROBLEMAS PROVOCADOS POR LA HUMEDAD
La humedad constante (penetración desde el suelo a la piedra) es un gran problema que hay que dominar.
1.1 Problemas que pueden resolverse fácilmente después de la instalación
El crecimiento de algas y musgo es uno de los efectos más inofensivos que puede originar la humedad constante. Este tipo de suciedad puede eliminarse fácilmente con limpiadores ligeramente alcalinos basados en componentes con cloro activo.
La eliminación del óxido puede resultar más difícil. En piedras resistentes al ácido, las manchas de herrumbre ocasionadas por el óxido interno pueden eliminarse con ácidos inorgánicos eliminadores de óxido. Los productos de alta calidad no sólo acaban con el óxido que se ve, sino que también envuelven las obstrucciones de la piedra que provocan la herrumbre, con lo que impiden la formación de nuevo óxido.
1.2 Problemas que deben solucionarse antes de la instalación
En piedras no resistentes al ácido, tales como caliza o mármol, el óxido puede ser un problema irreparable. Aunque existen productos no ácidos especializados que pueden quitar el óxido de la superficie del mármol o de la caliza, el óxido interno, causado por la humedad constante (sobre todo en la cara posterior de la piedra) no puede ser eliminado.
También puede causar daños irreparables la humedad permanente en combinación con la aparición de minerales o salitre desde el subsuelo o los cimientos. Estas manchas surgen primero como puntos oscuros que aparecen y desaparecen durante algunos días, pero después de algunos meses cambian la estructura mineral de la piedra y se quedan para siempre. Si hay salitre, la cal cristaliza no sólo en la superficie, sino también en el sistema capilar de las piedras. Esto crea desconchamientos y destruye la superficie. Este efecto se puede observar en todas las zonas climáticas. La única forma de prevenir estos problemas irreparables es protegiendo la piedra natural de manera adecuada desde el principio, antes de su instalación.
En cuanto a soluciones técnicas, tenemos que diferenciar entre baldosas de piedra que están colocadas libremente sobre gravilla o arena y baldosas que están fijadas de forma permanente con mortero o adhesivos.
Para baldosas instaladas de forma permanente, la única forma sostenible de proteger a la piedra de las manchas causadas por la humedad (óxido, eflorescencias, manchas de agua) es sellar la cara posterior con materiales de recubrimiento especiales de dos componentes (por ejemplo, AKEMI AKEPOX® 2015 Anti-Stain). Estos sistemas hay que aplicarlos en la cara posterior y en los cuatro bordes de la baldosa. El acabado final arenado con cuarzo sirve como promotor de la adhesión entre el sistema de recubrimiento de la piedra y el mortero. El tratamiento se puede hacer en la fábrica o en el lugar de instalación. Además, es recomendable proteger la cara visible de la piedra con una impregnación repelente de agua, aceite y suciedad.
Para las baldosas instaladas libremente (sobre arena o gravilla), también es recomendable aplicar un sistema de recubrimiento en la cara posterior, aunque en este caso no es necesario el acabado final arenado con cuarzo porque no hace falta un promotor de adhesión a la gravilla o la arena.
2.- PROBLEMAS PROVOCADOS POR EL CLIMA
La radiación ultravioleta, el mal tiempo y la lluvia ácida pueden causar daños en la superficie de la piedra sobre toso en materiales blandos como el mármol o la caliza. El mármol y la caliza pulidos pierden su brillo y se vuelven mate: parece que se han blanqueado.
No hay tratamiento para evitar que una caliza o un mármol pierdan su brillo y se vuelvan mate, pero existe la posibilidad de recuperar el color de la piedra fácilmente utilizando agentes químicos de un componente, sin tener que repetir el largo proceso de repulido de toda la superficie. Agentes intensificadores del color (por ejemplo, AKEMI Darkener Super) realzan el color y la estructura naturales de todas las piedras (caliza, mármol, granito, etc.). Estos impregnantes especializados penetran en la superficie de la piedra, pero no forman una capa sobre ella. La piedra mantiene su habilidad de respirar.
En zonas climáticas expuestas al hielo y al deshielo, la superficie de la piedra está permanentemente estresada. Generalmente la caliza es más sensible al hielo que las piedras duras (granito, por ejemplo). Para proteger a la piedra del desconchamiento es muy recomendable una impregnación. La impregnación mantendrá la permeabilidad al vapor de la piedra. Esto no se aplica para sellantes que forman capas (basados en acrílicos y otras lacas). Estos sellantes cerrarán la superficie y no permitirán que la humedad de la cara posterior se evapore (si no se ha tratado según lo expuesto en el punto 1.2). Esta humedad “atrapada” cambiará el color transparente de la capa del sellante de la cara frontal a un color blanco lechoso. En caso de heladas, el agua líquida de la piedra se congelará y romperá el material de la superficie (especialmente en el caso de las calizas). Por lo tanto, los sellantes que forman capas no son adecuados para el tratamiento de superficies en exteriores.
3.- PROBLEMAS PROVOCADOS POR SUSTANCIAS QUE MANCHAN
Las superficies de piedra natural en exteriores a menudo se ven afectadas por todo tipo de manchas. Por ejemplo, en terrazas o en barbacoas los aceites y grasas pueden provocar una contaminación. También la polución perjudica la belleza de la piedra natural.
Durante el proceso de instalación ocurre otro problema: si no se retira el mortero de las juntas a tiempo, pueden quedar restos de cemento en la superficie. Suele resultar muy difícil quitar después este exceso de material, especialmente si se ha usado un mortero modificado con polímeros. Por supuesto, hay limpiadores específicos para este tipo de manchas (por ejemplo, AKEMI Oil and Grease Remover Paste, AKEMI Concrete Film Remover o AKEMI Epoxy Remover), pero el proceso de limpieza y mantenimiento se simplifica si se protege antes la piedra con la adecuada impregnación.
Una adecuada impregnación evita también que penetren en la piedra elementos orgánicos que pueden causar problemas tales como la decoloración causada por hojas, café, especias y taninos de origen vegetal.
Tenemos que distinguir entre cuatro clases de impregnantes:
a)Protectores contra el agua y la suciedad
b)Protectores contra el aceite y la grasa
c)Intensificadores de color o no intensificadores de color
d)Con base solvente y con base agua.
La elección del impregnante correcto depende de los requerimientos de cada proyecto. Una fachada que sólo está expuesta al viento y a la lluvia requiere una impregnación contra agua y suciedad. Si hablamos de una superficie de piedra con mucho tráfico y expuesta a todo tipo de manchas (un restaurante, por ejemplo) necesitaremos impregnantes con efecto repelente de aceite, grasa y sustancias orgánicas. Los impregnantes intensificadores de color aportan belleza y efecto húmedo permanente a la piedra, especialmente en superficies rugosas (flameadas, abujardadas...), que suelen decolorarse. Para no reducir la durabilidad de la protección, la piedra natural debería ser tratada con limpiadores diarios profesionales libres de ácido, lejía y fosfatos (por ejemplo, AKEMI Crystal Clean).
Conclusión:
Son muchos los factores que pueden afectar a la piedra natural en exteriores. Pero existen soluciones técnicas. Se recomienda el siguiente procedimiento de trabajo:
1.- Proteger la cara posterior de la piedra con un recubrimiento anti-humedad.
2.- Eliminar con un limpiador básico toda la suciedad de obra.
3.- Proteger la superficie frente al clima y las sustancias que puedan mancharla con el repelente de manchas adecuado o un impregnante intensificador del color.
4.- Utilizar limpiadores de piedra certificados para un buen mantenimiento de la piedra.