La industria del empresario omnipotente: la Gloria y la Tragedia

 

Anil Taneja,

anil.litosweb@gmail.com

 

Publicado en marzo de 2006, editado en Junio de 2022.

 

Usted conoce a esa persona, cada día coincide con gente de esta clase en su vida laboral. Esa manera tan segura de caminar en cualquier estancia, la sensación de deferencia por parte del resto de la gente cuando pasa ÉL. Las órdenes lanzadas a gritos para ser obedecidas inmediatamente. Él es el Rey de todo lo que él revisa, el Máster de su universo, y, por supuesto, el centro de atención.

¿Quién?
 
 
Perdón, deberíamos haber comenzado por ahí. Esa persona es, por supuesto, el dueño de una empresa de piedra natural. El empresario de primera generación, el hombre que, partiendo de cero, a menudo desde un origen humilde, gracias a un gran esfuerzo y a una gran fortaleza de carácter, adoptando riesgos, a veces con suerte, y haciendo grandes sacrificios personales, ha conseguido crear una empresa de tamaño mediano y emplear a cientos de personas (en algunos casos, miles) o quizá a unas pocas docenas. En el proceso, a menudo ha acumulado también una gran riqueza para él y su familia.
 
¿Es fácil trabajar o gestionar las canteras, que generalmente se encuentran muy lejos de los confortables centros urbanos? ¿En condiciones duras, a veces con climas extremadamente fríos o calurosos, a menudo sin la más básica infraestructura de carreteras, electricidad, hoteles o restaurantes decentes, especialmente en el mundo en desarrollo? ¿O manejar una fábrica de piedra, donde cada bloque, cada tabla, cada baldosa, cada contenedor, cada máquina, cada empleado, cada cliente es un mundo en sí mismo y un potencial problema permanente? A esto hay que añadir que en muchos países hay que enfrentarse a un montón de papeleo para cumplir con los trámites burocráticos. Y hay que comprender y cumplir las a menudo confusas y contradictorias normas impuestas por las autoridades.
 
Pero el gran empresario ha pasado por todo esto, ha manejado todos los problemas a medida que han ido llegando, ha sido lo suficientemente listo para identificar las oportunidades y explotarlas antes que nadie, y ahora se encuentra en la cumbre de su vida de empresario.
 
Esta es la gloria.
 
Ahora, este gran emprendedor, aparte de tener un carácter fuerte generalmente tiene cierto estilo que define su manera de dirigir su empresa. Además, según los gurús del management, este estilo suele ser común a la mayoría de los emprendedores, sea cual sea la industria, el país o la cultura. ¿Cómo es este tipo de gestión de empresa, tan único entre los emprendedores y tan común en la industria de la piedra natural?
 
Este estilo de gestión de empresa es muy simple. El empresario, ahora el Gran Jefe de una típica empresa de piedra natural, tiene la costumbre de meter su nariz en TODO y de tomar TODAS las decisiones. Esto era inevitable cuando la empresa se encontraba en las primeras fases de su creación, cuando era pequeña pero estaba en crecimiento. Pero ahora la empresa ha alcanzado un tamaño mediano, y puede que tenga varias canteras alejadas unas de otras, todas con empleados locales y una gran fábrica con docenas de máquinas caras y sofisticadas. Ahora la compañía cuenta con directivos con unas responsabilidades teóricamente bien definidas, la cuenta mensual de nóminas es lo suficientemente grande como para quitar el sueño a cualquiera. Hace falta constantemente adquirir suministros, lo que implica la necesidad de tomar decisiones sobre grandes sumas de dinero. También hay que tratar con los banqueros. Los clientes son mucho más numerosos, quizá procedan de distintas partes del mundo, cada uno con sus particularidades. En otras palabras, ahora la compañía es una organización muy compleja.
 
Pero el día sigue teniendo sólo 24 horas.
 
¿Cómo puede ahora tomar todas las decisiones una sola persona? Casi cualquier decisión que se tome ahora es importante, incluso las que en teoría son decisiones administrativas menores, ya que involucra enormes cantidades de dinero. Una decisión equivocada puede suponer una seria pérdida económica.
 
Nuestro gran empresario nunca había delegado ninguna tarea cuando la empresa se estaba creando y era pequeña; tampoco hacía falta. A menudo había y hay familiares  metidos en el negocio encargados de funciones importantes, pero generalmente está claro para todos quién es el que manda. Después de todo, el fundador  ha sido quien se ha arriesgado y ha conseguido crear la empresa, y su juicio ha sido la clave del éxito. Fue él quien decidió en qué cantera había que invertir, dónde y cuándo había que instalar la fábrica, qué maquinaria había que comprar, fue él quien viajó adonde hizo falta para conseguir clientes y quien decidió qué precio y qué condiciones de pago había que dar al comprador. Sólo él se ha jugado su empresa y su dinero, y tal vez incluso su casa, una y  otra vez.
 
Pero el tiempo pasa.
 
Décadas después, los hijos han crecido, a menudo han recibido una educación más privilegiada que la de sus padres y están acostumbrados a una forma de vida muy cómoda, tienen diferentes expectativas en la vida y nuevas ideas sobre cómo debe gestionarse una empresa bien establecida. Puede que quieran trabajar en la empresa familiar y tengan aptitudes, o puede que no, y que quieran hacer otra cosa.
 
También ha cambiado mucho el ambiente empresarial a medida que han ido pasando los años. Hay nuevos mercados y nuevas tendencias y nuevos productos alternativos, los antiguos contactos con los que se habían hecho negocios rentables a menudo se han retirado. Ahora hay docenas de competidores nuevos, algunos a sólo unos metros, otros a miles de kilómetros en otro país o continente. El mundo también es muy volátil e incierto.
 
Pero una cosa no ha cambiado.
 
El Gran Jefe sigue tomando todas las decisiones.
 
Es un EMPRESARIO OMNIPOTENTE. Y, en general, con algunas excepciones, la industria de la piedra natural es una INDUSTRIA DE EMPRESARIOS OMNIPOTENTES El Gran Jefe, siendo una persona muy inteligente, es consciente de esta gran debilidad en su creación. En la soledad de su habitación del hotel, porque sigue viajando mucho, o a última hora de la noche en su oficina, cuando suele ser la última persona que se queda trabajando, se siente angustiado con la idea de que todo depende de que él mantenga su buena salud y de que no sea atropellado por un autobús. Es muy consciente de que es mortal, como todo el mundo.
 
Pero no puede desprenderse de las costumbres de toda una vida. Sigue obsesionado por conocer hasta el más mínimo detalle de su empresa: cómo funciona cada máquina, cómo se ha planificado la línea de producción, qué precio se ha dado a la última consulta, qué ha pasado con ese camión que se supone tenía que haber llegado ayer a la fábrica ... Sí, hay directores de producción, jefes de venta, y tal vez sus hijos o hijas le ayuden, pero él continuamente anula las decisiones de otros sin dudar, porque él es el que más sabe. A menudo cambia una decisión tomada por él mismo sólo una semana antes sin dar ninguna explicación, dejando a toda la gente de su entorno totalmente desconcertada y confusa. Piensa que no puede fiarse de las decisiones de su gente, que cometen demasiados errores. Reconoce que por supuesto, él también se equivoca, algo que olvida a los cinco minutos de admitirlo. En cualquier caso, él es el Jefe en su Universo. No hay nadie que cuestione su decisión, nunca lo ha habido.
 
El Gran Jefe no se ha dado cuenta de que algunas cualidades que antes eran grandes fortalezas y virtudes ahora se han convertido en debilidades y en una amenaza para la empresa. Las grandes virtudes que han posibilitado la creación de una compañía rentable partiendo de la nada, esa habilidad para tomar decisiones que sólo él posee en su mente, ya no es lo que la empresa necesita si tiene que sobrevivir más allá de él. Nunca ha delegado, ni siquiera en sus hijos, en el caso de que trabajen con él en la empresa. Nunca ha permitido a otros tomar decisiones y, por lo tanto, cometer errores, que son una parte inevitable del aprendizaje, el crecimiento y el desarrollo de la autoconfianza de una persona. Nunca ha entendido que DIRIGIR una empresa requiere unas habilidades y cualidades humanas diferentes de las que se necesitan para CREAR una empresa. El Gran Jefe siempre conocía hasta el más mínimo detalle de su empresa, y ahora se siente frustrado porque hay muchas cosas que no puede controlar o que no conoce. Al confiar sólo en sí mismo, se enfada continuamente con la gente de su entorno por las razones más triviales.
 
Poco a poco, la empresa que él ha creado empieza a tambalearse. Competidores que hace una década ni siquiera existían, ahora crecen con más rapidez que su empresa, le quitan pedidos y clientes que siempre habían sido suyos. Muchas de las personas que habían estado con él desde los primeros días le han dejado. Parece que no puede encontrar buenos directivos y empleados, e incluso cuando contrata gente aparentemente buena, pronto dejan la empresa ante perspectivas mejores.
 
“¿Qué salió mal?”, reflexiona. ¿Por qué ya no hay buenos profesionales en el mercado para contratar? ¿Por qué los clientes prefieren trabajar con su competencia? ¿Por qué están bajando las ventas y los beneficios de su empresa?
 
Esta es la Tragedia.
 
El mundo necesita desesperadamente emprendedores. En un momento en que, en casi todos los países, la falta de empleo es el mayor reto de la sociedad, hay un límite a lo que los gobiernos pueden hacer. Cuando se construyen empresas en el sector privado, se crea empleo, riqueza, hay desarrollo económico y los países avanzan. Los emprendedores de la industria de la piedra natural, o de cualquier otra, ya sean grandes, pequeños o medianos, son los héroes anónimos de nuestro tiempo. Los héroes, en todas las mitologías de las diferentes civilizaciones y culturas, suelen ser figuras gloriosas y, a la vez, trágicas. Pero no sólo en la mitología, también en la industria de la piedra natural.